¿Qué es?
La radiestesia es la práctica de detectar y percibir radiaciones o energías presentes en el ambiente, utilizando herramientas como varillas, péndulos o incluso la sensibilidad del cuerpo humano. Aunque no es considerada una ciencia en el sentido convencional, es una disciplina que se ha practicado durante siglos y tiene fundamentos tanto en la geobiología como en principios físicos y energéticos de la tierra.
¿Cómo funciona?
La radiestesia se basa en la capacidad de detectar energías invisibles o radiaciones que emanan de la tierra, el ambiente y ciertos objetos. Un ejemplo común de su aplicación es la búsqueda de vetas de agua en terrenos, lo que permite realizar perforaciones en el lugar adecuado, evitando la necesidad de perforar sin dirección. Estas radiaciones también pueden estar relacionadas con el campo magnético terrestre y las redes de energía de la tierra.
Las líneas Hartmann y Curry
Entre las aplicaciones más conocidas de la radiestesia se encuentra la detección de líneas geobiológicas, como las líneas Hartmann y las líneas Curry.
- Las líneas Hartmann son una red de líneas energéticas que se forman por el cruce de las líneas magnéticas de la Tierra. Se disponen en una cuadrícula que cubre todo el planeta, y se cree que pueden influir en la salud humana y animal cuando se permanece mucho tiempo expuesto sobre uno de sus cruces, como ocurre en hogares, oficinas o espacios comerciales. Estas líneas fueron estudiadas y sistematizadas por el Dr. Ernst Hartmann, médico alemán que investigó durante décadas las influencias del entorno sobre la salud, especialmente a través de la geobiología.
- Las líneas Curry son similares, pero corren en dirección diagonal respecto a las Hartmann. Fueron detectadas por el médico alemán Dr. Manfred Curry y se cree que están vinculadas con el campo energético del planeta. Estas líneas a diferencia de las líneas Hartmannn, se desplazan en relación con fenómenos naturales como el viento solar y los ciclos solares.
La detección de estas líneas es especialmente útil en espacios donde se permanece muchas horas —como hogares, oficinas o dormitorios—, ya que permite evitar que camas, escritorios o zonas de descanso se ubiquen sobre puntos de alta radiación, como los cruces entre líneas Hartmann o Curry.
La búsqueda de vetas de agua
Una de las aplicaciones más comunes y útiles de la radiestesia es la búsqueda de vetas de agua subterránea. Los radiestesistas son capaces de detectar la ubicación exacta de los recursos hídricos bajo tierra, lo cual es crucial para la perforación de pozos en zonas rurales, así como en áreas donde el acceso al agua es limitado. El uso de radiestesia para encontrar agua subterránea ha sido ampliamente utilizado por agricultores, constructores y empresas de perforación debido a su efectividad.
Fundamentos históricos y técnicos
El término radiestesia fue introducido en 1930 por el sacerdote francés P. Bouly, quien buscaba diferenciar la práctica de la adivinación, y establecerla como una técnica de percepción y detección. Este nuevo término fue oficializado en 1933 durante un congreso de radiestesia en Avignon, Francia.
Anteriormente, la práctica era conocida como rabdomancia (de rabdos, que significa “rama” o “varilla”, y mancia, “adivinación”), y quienes la practicaban eran llamados rabdomantes o zahorís (del árabe zuhari, geomántico).
Uno de los pioneros más importantes de la radiestesia moderna fue el Abbé Mermet, un sacerdote suizo-francés que fundamentó muchas de las bases científicas de la práctica. Se le considera el «padre de la radiestesia moderna» y fue el creador de la técnica de la teleradiestesia, o radiestesia a distancia.
Importancia y evidencia práctica
Aunque la radiestesia se ha asociado a menudo con lo esotérico, la realidad es que muchas personas la practican de manera efectiva, encontrando objetos, fuentes de agua y ubicaciones precisas. Además, la radiestesia se basa en principios físicos como los campos magnéticos, las ondas electromagnéticas y las interacciones de radiación de la Tierra, lo que le da una base científica.
Por ejemplo, en la práctica, los radiestesistas encuentran puntos específicos para perforar pozos de agua, identifican zonas de alta radiación electromagnética que afectan la salud o ayudan a ajustar el mobiliario en los hogares para evitar que las personas se expongan a radiaciones perjudiciales de la Tierra.
Conclusión
Aunque la radiestesia no es aceptada como una ciencia convencional, las evidencias prácticas y las aplicaciones efectivas, como la localización de agua o la detección de radiaciones de la tierra, demuestran que tiene un valor real en la resolución de problemas cotidianos. No se trata de magia ni de superstición, sino de una disciplina que interactúa con los principios físicos y energéticos del entorno, permitiendo al ser humano a través de herramientas físicas percibir esas influencias que no son visibles a simple vista. De esta manera, la radiestesia se presenta como una herramienta valiosa tanto para la ciencia alternativa como para la práctica diaria, especialmente en la mejora de ambientes de trabajo y vida.

Las Influencias Cosmotelúricas Sobre la Salud
Por el Ing. Guido S. Bassler
La enfermedad es el resultado de un proceso de desarmonización en el sistema bioenergético de un organismo, ya sea humano, animal o vegetal. Las causas de este proceso pueden ser físicas, psíquicas, internas o externas. En los seres humanos, factores como el agitado ritmo de vida en las grandes ciudades, problemas emocionales o económicos, y el estrés son comunes. Además, una alimentación deficiente, la vida sedentaria, la mala calidad del aire y la creciente contaminación también juegan un papel importante.
Sin embargo, hay un factor que es aún poco conocido y raramente considerado por la ciencia médica oficial: las radiaciones cosmotelúricas. Estas radiaciones, a menudo denominadas «radiaciones terrestres», son responsables de muchas dolencias sin que las personas sean conscientes de ello. Se originan principalmente por vetas de agua subterránea, fallas geológicas y un sistema de franjas de radiación conocidas como líneas de fuerza del campo magnético terrestre.
Las Franjas de Radiación
Estas franjas, de aproximadamente 23 cm de ancho, cubren toda la superficie terrestre, creando una red global de aproximadamente 2 a 2,5 metros de distancia entre cada franja, con orientación norte-sur y este-oeste. Estas «paredes invisibles» afectan tanto el interior como el exterior de los edificios, atravesando incluso gruesas losas de concreto.
Dentro de esta red de radiación, también conocida como la red H o red de Hartmann, convergen varios factores que alteran el campo magnético natural de la Tierra. Esto incluye una mayor ionización, radiación cósmica, radiación gamma y microondas. Existe además una red de radiación diagonal, la red de Curry, que está relacionada con la red global pero tiene características diferentes.
A pesar de que la ciencia oficial no ha dado importancia a estos factores, investigaciones con aparatos científicos y, sobre todo, la técnica de la radiestesia, han demostrado que estas radiaciones pueden ser fácilmente detectadas con instrumentos simples como el péndulo y la vara radiestésica.
Efectos de las Radiaciones en el Organismo
El funcionamiento adecuado de las células vivas depende de procesos bioeléctricos y de la energía telúrica y cósmica que existe en la atmósfera terrestre. Las distorsiones en el campo magnético de la Tierra afectan dramáticamente el funcionamiento celular. Cada cuerpo, célula y átomo tiene su propio campo magnético, y la alineación magnética adecuada es fundamental para que el organismo funcione a una frecuencia armónica.
Si un organismo está expuesto de manera prolongada a un campo magnético disarmónico, las células se despolarizan y pierden su capacidad para funcionar correctamente. Esto lleva a una pérdida de energía, vitalidad y, eventualmente, enfermedad.

Uno de los efectos más comunes de las radiaciones es el insomnio. Si una persona duerme sobre una franja de radiación, las células del cerebro no pueden relajarse, lo que impide el sueño reparador. Sin embargo, al mover la cama fuera de esa franja, la persona puede experimentar un sueño tranquilo.
Enfermedades Asociadas
La radiación cósmotelúrica afecta a las células de todo el cuerpo. Especialmente en los puntos de cruce de las franjas de radiación, la intensidad es el doble, lo que interfiere con el funcionamiento normal de las células del órgano afectado, provocando enfermedades diversas, como reumatismo, artrosis, esclerosis múltiple, jaquecas, asma, problemas circulatorios y hasta tumores.
Si bien no necesariamente causan cáncer, estas radiaciones pueden ser uno de los factores decisivos en los casos de cáncer. La intensidad de la radiación y la predisposición de la persona influyen en el tipo y gravedad de la enfermedad.








El Conocimiento Ancestral
La geobiología moderna estudia estos efectos y difunde sus hallazgos. En la antigua China, hace más de 4000 años, ya se conocían las consecuencias de estas radiaciones. Cuando alguien quería construir una casa, debía consultar a un chamán para asegurarse de que el terreno no estuviera afectado por radiaciones perjudiciales.
A lo largo de la historia, diversas culturas, como los celtas, los etruscos, los romanos y los kahunas polinesios, han reconocido y respetado estos puntos energéticos, construyendo templos y lugares sagrados en esos puntos. Los jesuitas también tenían un conocimiento profundo sobre estos efectos, como se puede observar en las reducciones jesuíticas en el noreste de Argentina y Paraguay, donde las iglesias fueron construidas siguiendo principios geománticos específicos.
Las grandes catedrales góticas en Europa, por ejemplo, fueron diseñadas en lugares de fuerte radiación energética, lo que otorgaba a esos espacios un ambiente especial y efectos sobre la psique de las personas. Los arquitectos de estas obras no solo eran expertos en construcción, sino también radiestesistas que sabían cómo incorporar estas energías en sus diseños.
Conclusión
El conocimiento de las radiaciones cosmotelúricas no es algo nuevo, pero aún falta conciencia sobre su influencia en la salud. Las investigaciones en geobiología y la radiestesia continúan demostrando que estos fenómenos tienen un impacto directo en nuestra salud y bienestar, y la conciencia sobre estos factores podría ser clave para mejorar la calidad de vida en nuestra sociedad moderna.